Báñame en acetona
y píntame trigueña
porque con mi apariencia
parezco todo menos puertorriqueña.
Tengo el cabello lacio
y la piel tan blanca
que no importa cuánto me queme el sol,
se nota en mis entrañas.
No me criaron en el campo
y he tenido el privilegio de ser privilegiada,
pero solo porque no hablo como el jíbaro
no significa que no amo a mi patria.
Pero esa es la magia, ¿no crees?
De la raza más diversa del mundo.
Aquí todos somos diferentes,
de Condado hasta más allá del jurutungo.
Lo que nos une es el amor,
La furia, el fuego, la pasión,
Que nos hace cantar como el ruiseñor
Cuando hablamos de nuestro Borinquen encantador.